Ayer fue el último día oficial de Campus Party Milenio, como la mayoría de los expositores se estuvieron yendo a lo largo de la mañana y de la tarde, no tuvimos mucho trabajo y fue en gran parte un día bastante relajado en cuanto a trabajo.
Sin embargo tuvimos bastante jaleo con el tema de la fiesta de despedida de por la noche, entre comprar bebidas, organizar a la gente, pensar donde íbamos a ir y demás detalles.
Lo más destacable del día de ayer fue la reunión de despedida de los voluntarios, donde se nos hizo entrega de los diplomas de participación así como un gran vídeo que nos hicieron nuestros compañeros de Campus TV el cual estuvo bastante divertido.
A lo largo de la reunión hubo bastantes risas, halagos, historias divertidas y anécdotas que nos han ocurrido a lo largo de la campus y que sin duda han hecho que la reunión haya sido bonita, amena y entretenida.
Pero no todo fue tan bonito, en esta reunión de despedida faltaron un par de cosillas, una de ellas y la que más nos afectó a todos fue la ausencia de nuestra gran coordinadora Eva a quien echaremos muchísimo de menos hasta que volvamos a verla en la siguiente edición de Campus Party. La otra de las cosas que al final no pudo realizarse fueron dos conferencias con dos voluntarios de la pasada edición que no han podido venir a esta por encontrarse en otro país, el gran Edson que es de brasil y no pudo venir y la increíble Mariona que está pasando un año en Londres. Desde aquí quiero mandaros un abrazo muy fuerte a los dos y que sepáis que estoy deseando veros de nuevo muy pronto.
Al término de la reunión hicimos el ya clásico videoblog de despedida y es en este momento en el que cada uno fuimos a prepararnos para la fiesta, algunos se fueron a cambiar, otro a recoger las bebidas y después partimos unos cuantos hacia el botellódromo de Granada; allí cada uno con su bebida y hielos y todos en grupo charlando, riéndonos, contándonos batallitas y conociéndonos un poco más los que no habíamos tenido mucho contacto.
Yo disfrutaba de mi botellón privado sin alcohol, mis licores de manzana y mora, mis Monster y coca cola, pero hay un gran problema... mucha bebida implica una gran necesidad de ir al baño y por allí los baños brillaban por su ausencia así que tocaba darse una vuelta por los alrededores y buscar unos matorrales.
Conforme avanzo la noche la gente se fue marchando, bien para sus casas, bien para locales, entonces cuando ya no quedaba nadie supimos que era el momento de moverse a otro lado. A algunos de los que estábamos, se les ocurrió la genial idea de lanzar botellas de cristal contra paredes y suelos para liberar tensiones... ¡creo que no se salvó ni una!
Tras este momento vandálico partimos rumbo a lo que era una especie de kebab a comer algo y de ahí volvimos a nuestras añoradas tiendas de campaña.
Un vez allí eso de dormir era un mero engaño, nos pusimos cómodos, sacamos patatas para comer, medio cuerpo fuera de la tienda y a disfrutar de la compañía, las risas y las conversaciones que teníamos a altas horas de la madrugada. Hasta que por fin fuimos cayendo uno a uno...
Raúl Tébar